Micheletti - Sos Macizo
Por Gloria Leticia Pineda
Señor Presidente, no pretendo ser irreverente con el título de este artículo; no obstante, en uno de los tantos comentarios que recibo de mis artículos, recibí esta frase: “Gloria, sos maciza”. Me quedé intrigada por la expresión pues indudablemente, mi “encusulamiento” no me permite modernizar mi lenguaje. El hondureño es muy ocurrente, y es difícil mantenerse “al día”. Poco me acostumbro oir a mis nietos decir “cheque” para todo.
Pues bien, pronto entendí que la expresión implica un reconocimiento de alguien con pensamientos muy bien arraigados, sólidos, predecible en sus respuestas y reacciones. En los varios meses que han transcurrido desde antes y después del 28 de junio, he leído un centenar de artículos y probablemente más de un millar de correos electrónicos. Sin embargo, pocos, muy pocos, se refieren a la estabilidad que nos ha dado el temple del Presidente Micheletti.
Volaba aquel avión de PDVSA con intenciones de aterrizar en Toncontín, a principios de julio. Sus intenciones era crear un caos y exacerbar las emociones de la muchedumbre que se apostaba a romper el cerco del aeropuerto. La pronta acción de nuestro Presidente y Comandante de las Fuerzas Armadas, detuvo lo que pudo ser sin duda, una masacre, una batalla campal. Nos fuimos a San José a iniciar las conversaciones de mediación. El imprudente de Arias, nos condenó a una guerra civil. Actos seguidos, las turbas se abalanzaron contra la propiedad privada, incendiándola y manchándola por doquier. Nuestros soldados y policías, aguantaron insultos, escupidas, pedradas, y muchos abusos. En todos los procesos, tuvimos un líder, quien sosteniendo el poder como un experto cirujano que atenaza un bisturí, con mano firme y sin titubear nos guió por los senderos de la incertidumbre. Un torniquete por aquí, otro por allá, se hacían necesarios para evitar la hemorragia, pero luego comenzaba a soltar los nudos para aliviar la presión y permitirnos gozar nuestras inherentes libertades ciudadanas.
Recuerdo como se amenazó a la ciudadanía en San Pedro Sula, para atender el primer partido de la segunda ronda contra Costa Rica, pues la tal “Resistencia” amenazaba agredir a los fanáticos que atendieran el estadio. Estos mal llamados hondureños, estaban instigando al rompimiento de costumbres que constituyen la misma fibra del hondureño. La pasión del hondureño por el fútbol, es parte de su identidad. Me cuenta mi hijo, que tuvo que caminar como 5 cuadras, pero que el camino estaba totalmente resguardado. La fiesta fue inolvidable.
Los candidatos presidenciales han sido especialmente tímidos en identificarse con el Presidente Micheletti, especialmente Pepe. La lógica de Pepe es que al mantenerse neutral, se encontrará con el botín de votos de los cuatreros. Tremenda ironía pues las elecciones son únicamente posibles por la aprobación de un Presupuesto bajo el régimen de Micheletti quienes con un alto sentido de responsabilidad lo presentaron en pocas semanas al Congreso.
Cuando la institucionalidad internacional se volcó a condenarnos, fue Micheletti quien se encargó de encarar los ataques, con dignidad. Al BCIE le mandó a pagar con una comitiva encabezada por la Lic. Gabriela Núñez y la Presidenta del Banco Central, Lic. Sandra Midence, desenmascarando la farsa del BCIE pues bien recibieron el pago firmado por las autoridades actuales mientras negaban los desembolsos. Cuando vino la OEA por primera vez, el Presidente Micheletti no se rajó y con mucho pundonor les reclamó la dualidad de principios democráticos. Ante las acusaciones de abuso de los derechos humanos, reclamó por los derechos de la mayoría y de la niñez que no podía recibir clases.
Me he dedicado a enumerar estos ejemplos pues resiento que haya tantos hondureños, especialmente los políticos, que han evitado hacer los reconocimientos al gobierno actual. El mundo hoy reconoce el valor de los hondureños. Pero esta valentía se desprende de la fortaleza de quien nos ha tomado de la mano y se ha rehusado a dar paso atrás. Los grandes ejércitos de la historia, de Alejandro Magno, Julio César, y otros, lograron sus hazañas porque sabían que tenían atrás a un estratega con visión e intrepidez para dirigirlos por las aguas turbulentas.
Es fácil ejercitar un discurso conciliatorio que no mancille la integridad ni rebata las opiniones contrarias. Pero los estadistas se han destacado por tomar posiciones sólidas, arraigadas en principios claros. Los pueblos en adversidad han confiado su destino a líderes con criterios claros; es por eso que los ingleses se encomendaron a Churchill en tiempos de guerra, y los estadounidenses se apoyaron en Ronald Reagan en la Guerra Fría. Ninguno de los dos se caracterizaron por ser pusilánimes en la toma de decisiones. Poco me importa como caiga este artículo. No le huyo a la adversidad. ¡Adelante señor Presidente Micheletti, la historia será justa con usted pues nadie pondrá en duda que su gestión fue inspirada en su amor a la Patria. ¡Viva Honduras!
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