Tuesday, June 7, 2011

DESHONOR, DIVISIÓN E IMPUNIDAD

Me fue enviado por correo electrónico...comparto con ustedes mis estimados lectores, que no estamos de acuerdo con la impunidad de los cuatreros de ayer, hoy o mañana...ni con aquellos que cubiertos con piel de oveja y la "legalidad", pretenden destruir la República y su expresión publica contenida en la Constitución y las leyes, manipulando y engañando al "proletariado" bajo el guiso de "participación y soberanía del pueblo". Esos conceptos deberían ser permanentes e indispensables para nuestra democracia, pero en el caso de los modernos mesías del Socialismo del Siglo XXI, solamente  perduran hasta llegar al poder, si no pregunten que tanta libertad de opinión y expresión hay en Cuba, Nicaragua, Venezulea, Cambodia o Corea del Norte...o China Continental por si acaso...

DESHONOR, DIVISIÓN E IMPUNIDAD

  Por: Guillermo Fiallos A.

  Lo que se ha visto y vivido en Honduras en los últimos años, meses y
  días, sólo tiene un calificativo: indecible.

  No hay palabras para describir el torrente de humillaciones,
  menosprecio, traiciones, violaciones y negociaciones oscuras que se
  han dado. Sus malos hijos han mutilado el honor patrio.

  Se han anulado juicios, convertido en inocentes a verdaderos
  forajidos, debilitado la institucionalidad, comprado conciencias de
  funcionarios que parecían incorruptibles y que, en lugar de aplicar la
  ley, la han ensuciado vilmente.

  Los infames de ayer han pasado, gracias al gobierno y sus capataces
  internacionales, a transformarse en los estadistas de hoy.

  Sus redentores han hecho gala del minúsculo Homo Sapiens que,
  presumiblemente, habita en ellos. En cambio, los facinerosos han
  sabido exaltar su Homo Faber, pues fabricaron enormes fortunas a costa
  de atracar las arcas del Estado. Hoy se les premian sus actos de
  pillaje estatal, de ofensa ciudadana y de latrocinio descarado; y se
  les deja libres como inocentes gacelas que corren y pastan en los
  jardines de Casa Presidencial.

  La vulnerabilidad del honor de la República ha quedado evidenciada,
  cuando se ha tranzado por encima de la Constitución, y se ha llevado a
  la cúspide de la ignominia el inocultable señorío del malhechor frente
  a la legislación vigente.

  Deshonor y más deshonor se ha filtrado por las venas del país. Se ha
  vendido la honra al mejor postor. Se ha vuelto a entregar la seguridad
  nacional al mafioso sudamericano que está dispuesto a vengar la
  derrota que un pueblo hondureño firme y valiente, le propinó en el
  2009.

  La dignidad se ha diluido a cambio del maldito oro negro, del apoyo
  para perpetuarse en el poder a través del espejismo de un
  reconocimiento internacional, que servirá de mampara para convocar a
  una Constituyente, con la cual, se ha hecho creer a Toño y María, que
  de pobres pasarán a ricos… que de iletrados se convertirán en eruditos
  y que, por arte de magia, entrarán a través de las ventanas de sus
  casas: la felicidad terrenal, el bienestar material y el despegue
  económico que les permitirá bañarse en sus tinas de fina porcelana,
  con monedas de plata al estilo del Tío Mc Pato.

  Por otro lado, la división de la sociedad con el retorno del “hijo
  pródigo”, en lugar de unirla, más bien la ha distanciado aun más.

  Si miles y miles de nacionalistas se mostraban molestos por la poca
  atención que el gobierno les había dispensado; ahora, están furiosos,
  indignados e indescriptiblemente arrepentidos, por haber llevado al
  poder a ese grupo que califican de traidores y apátridas.

  Y es que no sólo los nacionalistas decentes se encuentran fastidiados,
  sino también, la mayoría del pueblo hondureño al contemplar la
  barbarie jurídica-política en la que sinuosos dirigentes, han
  sumergido a la nación.

  El enfrentamiento y la división de la sociedad con todos los actos
  increíbles de corrupción y abuso de poder, que ha cometido este
  gobierno a través de sus tres poderes y de otros entes estatales, es
  cada día más palpable y vergonzoso.

  La República fue y está siendo gobernada por mujeres y hombres que
  trabajan bajo la penumbra, que muestran una cara a través de los
  medios de comunicación pero, que por detrás le han clavado puñalada
  tras puñalada al pueblo hondureño.

  Al Partido Liberal, lo dejó hecho pedazos aquél que nunca debió haber
  llegado al poder, pues con sus ambiciones continuistas y su lenguaje
  populista mostró su servilismo descarado hacia el golpista venezolano.
  Sin embargo, las desgracias y todas las pestes bíblicas de Egipto,
  también han llegado a las puertas del Partido Nacional. Aunque menos
  visible la crisis que la de su tradicional oponente, este instituto
  político está profundamente dividido por las actitudes suicidas y
  erráticas del actual gobierno.

  Lamentablemente, sus líderes más conspicuos no han tenido el valor de
  enfrentarse a los dos señores omnipotentes que dominan el partido. No
  obstante, su silencio es sinónimo de complicidad y de un acuerdo
  tácito con las directrices que aquéllos han tomado.

  El pueblo nacionalista está cansado de tanta impunidad, de que sus
  representantes en el Ejecutivo y el Legislativo han, cínicamente,
  presionado para que se ejecute un lavado a los delitos y crímenes de
  funcionarios del Poder Ciudadano. Ni siquiera obligaron a un
  despersonalizado Poder Judicial a repartir, a diestra y siniestra,
  cartas de libertad sino que, lo forzaron a doblegarse como dócil
  corderito y anular juicios y órdenes de captura.

  ¡Qué indecencia más grande! ¡Qué mácula más profunda y mortal para el
  Partido Nacional! En lugar de gobernar, se ha encargado de proteger a
  bandoleros y de ofrecerles todas las facilidades, para que haya un
  borrón y cuenta nueva.

  La impunidad campea de Ocotepeque a La Mosquita, de Choluteca a las
  Islas de la Bahía.

  Y ahora, quienes condenaban años atrás la violación a la Constitución
  de la República, la están transgrediendo al pretender convocar a una
  Constituyente. Impunidad, impunidad y más impunidad. Si Honduras fuera
  de verdad un país de leyes, muchos de los de ayer y de los de hoy,
  estarían en la cárcel.

  Que no vuelva la comunidad internacional a increparnos que somos uno
  de los pueblos más corruptos del planeta, pues ésta con sus peones
  catrachos, ha violentado nuestro estamento jurídico y ha favorecido la
  impunidad.

  Naciones hipócritas y organismos internacionales pérfidos. De ahora en
  adelante no tienen moral, voz ni voto para censurar a esta Honduras
  que ustedes mismos, han contribuido en fomentar como una tierra de
  salvajes y de injusticia.

  Los habitantes honestos de esta tierra que somos más que los traidores
  y vende patria, urgimos de dirigentes íntegros, con sentido del honor
  y con un código ético fuertemente arraigado.

  Líderes con valores, de una sola pieza y no como los que hemos tenido
  que son un rompecabezas, que ni ellos mismos pueden armarse su propia
  personalidad.

  ¡Basta de tanto deshonor… Basta de tanta división… Basta de tanta
  impunidad! Los ciudadanos merecemos más calidad de vida y respeto que
  ni los del pasado ni los del presente, nos los están brindando.

  Compatriotas no permitamos que sigan destruyendo a la República, su
  institucionalidad y el Estado de Derecho. No dejemos que los
  malvivientes sean nuestros portavoces. Ellos sólo nos cubren de fango
  y deshonra.

  Exijamos respeto a la ley y a la solución de problemas que aquejan a
  la mayoría de nosotros.

  Que se den cuenta de una vez por todas y en forma contundente, que:
  ¡No queremos saber nada de los CUATREROS DE AYER ni de los CUATREROS
  DE HOY!

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